Aunque las autoridades no lo han querido reconocer aún, han sido superadas en mucho por la fuerza destructiva del huracán Karl a su paso por las costas del puerto de Veracruz, al final de cuentas, como siempre ocurre en este tipo de desastres, la que ha salido a mostrar la casta es la población civil, con la llamada cultura de protección civil, que no es otra cosa que el instinto natural de supervivencia.
En estos momentos, el Presidente de la República, Felipe Calderón Hinojoza acompañado del gobernador Fidel Herrera Beltrán y otros funcionarios federales de la Secretaría de Gobernación, SEDENA, Marina, realizan sobrevuelos por la zona afectada en las inmediaciones del puerto en la zona conurbada Veracruz, Boca del Río y Medellín, aunque los daños son mucho más extensos.
La verdad es que luego de la experiencia de las pasadas inundaciones en Tlacotalpan, en donde el Presidente de la República vino, se bajó del vehículo descubierto en que recorría las calles de la Perla del Papaloapan porque así se lo pidieron los vecinos, para que se mojara los pies igual que ellos, ojala y no venga nada más a volar la zona y a “supervisar” porque lo que hace falta es que envíe recursos económicos para dar respuesta a las miles de familias que perdieron sus pertenencias y a los que están en los albergues o con amistades en sus casas.
Ya pasaron las etapa del impacto del huracán en tierra con las fuertes lluvias y vientos, ya pasó la etapa de creciente de los ríos y las inundaciones, ahora lo siguiente es atender a los miles de damnificados que perdieron sus enceres domésticos.
Lo que sigue es la etapa de la recuperación, ver que es lo que se puede salvar y lo que no tratar de reponer o recuperar.
Cada etapa es importante su atención, pero ahora hay que ver que quienes sufrieron pérdidas las repongan.
Lamentablemente hasta el momento no se ha visto la mano firme del gobierno para dar una respuesta efectiva, se ha tratado de dar una respuesta reactiva, más que preventiva, para empezar no se advirtió oportunamente de la venida de los ríos, lo que tomó desprevenidos a los miles de veracruzanos, que habían dejado sus viviendas en la mañana para ir a trabajar y tuvieron que regresar cuando les avisaron que ya estaban inundadas.
Los albergues, primero el WTC y luego el auditorio Benito Juárez, resultaron insuficientes, pero no se tenían preparadas otras opciones, incluso se convirtieron en centros de acopio, es decir, de ayuda de la ciudadanía.
Fueron los propios ciudadanos, los que en la mayoría de los casos, tuvieron que abandonar sus viviendas con sus propios recursos, en algunas ocasiones en improvisadas y riesgosas “embarcaciones” ante la falta de capacidad de las autoridades para dar respuesta.
Como parte de esa falta de respuesta oportuna, en algunos sitios se dieron casos de rapiña en comercios y viviendas que permanecían cerradas por la inundación.
Hoy que nuevamente viene el Presidente Felipe Calderón a Veracruz, es necesario que se deje sentir junto con la visita del primer mandatario, el peso de la federación, para dar respuesta efectiva a los miles de veracruzanos, no solo del puerto, que resultaron afectados en sus propiedades y sus enceres domésticos.
Que se tomen la foto, pero que den respuestas efectivas a la población afectada.
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