Recordando a Enrique Huerta



“Todas las cosas tienen remedio sino es la muerte, debajo de cuyo yugo hemos de pasar todos.”

Miguel de CERVANTES SAAVEDRA

Xalapa, Veracruz.- Canta Alberto Cortés que cuando un amigo se va, nos deja un enorme hueco, así nos ocurre hoy al enterarnos primero por un correo electrónico en la mañana y luego en la versión electrónica del periódico Notiver, que nuestro querido amigo y compañero de la Facultad de Periodismo, Enrique Huerta Rossainz, finalmente dejó hoy de reportear y escribir su columna "Veracruz, S.A."

Fuimos compañeros de generación en el puerto de Veracruz, todavía en el antiguo edificio de la Facultad de Periodismo de la Universidad Veracruzana, en Arista y Canal.

En los años setenta, también empezó su carrera profesional como reportero, en el periódico La Nación, de Don Fernando de la Miyar, que en ese tiempo, junto con El Dictamen, eran los talleres donde los jóvenes acudíamos a ver como trabajaban los linotipistas y formadores todavía en las prensas planas de metales.

Más adelante, ya como profesional de la noticia Enrique Huerta Rossainz, compartimos experiencias como reporteros en el puerto, coincidiendo en muchas ocasiones cuando se entrevistaba a los funcionarios federales y estatales que llegaban al aeropuerto o en el café de la Parroquia.

Años más tarde, incursionó, del otro lado del mostrador, como reportero oficial de prensa del gobierno del Estado, estuvo algunos años cubriendo las actividades del mandatario en turno, pero como no le gustó la ingrata tarea, decidió regresar al periodismo en esta ocasión desde las páginas del periódico de nuestro también amigo Alfonso Salces Notiver, que se convertiría en su segunda casa, hasta el día de su muerte.

En varias ocasiones, cuando nos tocaba ir al puerto de Veracruz a cubrir algún evento o él venía a la capital del estado, nos encontrábamos y siempre era el mismo amigo sencillo y verdadero.

Solia comentar el orgullo que tenía cuando su hijo estaba estudiando en el Tecnológico de Monterrey.

En su columna, solía despedirse al final de su familia, enviándoles cariñosos saludos.

Por eso, hoy, nosotros no lo despedimos, sino simplemente tarareamos “cuado un amigo se va…..”

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