Tlapacoyan, Veracruz.- Apenas unas horas antes, en Huehuetlán, ubicado en la Huasteca, único punto de su gira por el estado de San Luis Potosí, el presidiente Felipe Calderón había dicho a los indígenas del pueblo tének, que por años ha sufrido mucho engaños, por parte de autoridades desde el presidente de la república, gobernadores, presidentes municipales, pero advirtió “que las cosas cambiarán”.
No tardó mucho tiempo, para toparse con la triste realidad, de que las cosas no cambian, los funcionarios de todos los niveles, secretarios de estado, gobernadores, presidentes municipales, delegados federales, tratan a toda costa de quedar bien con el mandatario en turno a toda costa, inventando lo que haya que inventar, con tal de no quedar mal.
Eso no es nada nuevo, viene desde tiempos de don Porfirio Díaz, quien se dice que en alguna ocasión preguntó a alguno de sus colaboradores ¿qué horas son?, a lo que el servidor le respondió: “las que usted mande señor”.
Así ocurrió nuevamente este lunes en Tlapacoyan, cuando el presidente Felipe Calderón realizaba una gira para entregar sus nuevas viviendas a las primeras mil de 5 mil damnificadas, al hacer el tradicional recorrido, se percató que las viviendas no tenían baño.
¿Y el baño?, preguntó el presidente Felipe Calderón quien no pudo contener una mueca de molestia, cuando funcionarios federales y locales, entre ellos el gobernador de la entidad, Fidel Herrera Beltrán, trataban de justificar con argumentos de que “por tradición la gente no tiene el baño dentro de sus casas”.
Ahora resulta que “por tradición” los veracruzanos de esa parte del Golfo de México, acostumbran a hacer sus necesidades al aire libre, de aguilita.
Pero de ser cierto esto, también resulta que los afectados por los huracanes no acostumbran bañarse, pues en lugar de construir los tradicionales baños, al manos con regadera, los funcionarios –esos que durante siglos han venido engañando al pueblo, se les ocurrió “sembrar” en el patio a unos metros de la casa una letrina.
¡ Hágame usted el recanijo favor!
Las autoridades federales, representadas por la Comisión Nacional de Vivienda, y locales, instalaron afuera de las pequeñas casas, letrinas blancas, sobre pisos de tierra.
Obviamente molesto Calderón pidió que se resolviera a la brevedad que las familias contarán dentro de las viviendas con un baño con regadera, pero el gobernador se comprometió sólo a que tuvieran forma para bañarse, por lo que las letrinas continuarán.
Luego, personal de la Conavi, que depende de la Secretaría de Desarrollo Social, trató de dar una explicación técnica y de problemas de infraestructura que no convenció al mandatario.
El gobernador de la entidad dijo que a pesar de que no tienen baño se logró que los damnificados tuvieran una vivienda, - peor es nada- porque los afectados por el huracán Stan, en 2005, aún siguen en espera de una casa, ante la burocracia con la que operan los recursos del Fonden, que opera la Secretaría de Gobernación.
Minutos después, Calderón anunció en un discurso la entrega de las mil viviendas a damnificados por el huracán Dean, quienes perdieron “un frágil patrimonio”. Anunció que en diciembre se entregarán otras cuatro mil 500 en los municipios de Gutiérrez Zamora, Vega de Alatorre, Papantla y Cazones.
Vinieron las cifras, con lo que se beneficiarán a 25 mil familias. La inversión para los cuartos con techo, sin cocina ni baño representaron una inversión de más de 350 millones de pesos para el gobierno federal, y de 50 millones de pesos del gobierno estatal.
Fidel Herrera dijo que otras viviendas llevan un avance de 50 por ciento y “quizá, podríamos ya, si así lo determinara el Presidente, agregarle al modelo constructivo el baño. Para poderlo ampliar, el gobierno de Veracruz está dispuesto a hacer la aportación en la proporción que hemos convenido, para que la casa quede completa en todos los sentidos”.
Lo bueno es que el mandatario aprovechó para decir a los damnificados que las viviendas no se ofrecen a cambio de ningún tipo de apoyo político ni se otorgan como favor o gracia, porque son derechos.
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