11 princicpios de comunicación política

A propósito de las campañas electorales en el Estado de Veracruz en donde se compite por la gubernatura, diputaciones locales y presidencias municipales, resulta interesante repasar los principios publicados en el Laboratorio de Comunicación Latinoamericana, para influir en la opinión pública,
saber:

1.Principio de simplifica­ción y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único símbolo. Individualizar al adversa­rio en un único enemigo.

2.Principio del método de contagio. Reunir diversos adversa­rios en una sola categoría o individuo. Los adversa­rios han de constituirse en suma individualizada.

3.Principio de la transposición. Cargar sobre el adversa­rio los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.

4.Principio de la exagera­ción y desfigura­ción. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave.

5.Principio de la vulgariza­ción. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a rea­lizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

6.Principio de orquesta­ción. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansable­mente, presenta­das una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficiente­mente, acaba por convertirse en verdad”.

7.Principio de renova­ción. Hay que emitir constante­mente informa­ciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversa­rio responda el público esté ya intere­sado en otra cosa. Las respuestas del adversa­rio nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.

8.Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diver­sas, a través de los llama­dos globos sondas o de informa­ciones fragmentarias.

9.Principio de la silencia­ción. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversa­rio, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunica­ción afines.

10.Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato pre­existente, ya sea una mito­logía nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas.

11.Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad.

Desde luego es sobrecogedor.

Cuando cualquiera lee estos principios propagandisticos e inmediatamente averigua que su autor fué Goebbels, entre otra cosa, ministro de propaganda en la Alemania de Hitler, parecer que puede uno suspirar y pensar "Puf. Menos mal que pertenece al pasado".

Pero si lo lees mas despacito, o prefieres ignorar su autor, en realidad estas leyendo un escrito de la más rabiosa actualidad. ¿Hasta que punto no usan, cosciente o incoscientemente, los politicos estas "estrategias"?:

•Si hay crisis, si llega tarde el bus, si pierdo el boli y si soy un lerdo, el enemigo es el mismo.
•Ante que la culpa de todo la tenga yo o la tengas tú, pues la tienes tú.
•Pan y circo. Ya lo usaban los romanos, no es nada nuevo. Ponme el futbol a todas horas y ya tengo la mente entretenida. Como tengo encefalograma plano si veo la tele no me preocupo por más.
•Si repetimos algo una y mil veces: "Váyase Sr.....", " "El estado de crispación....". pues será verdad: lo dice la tele, el periodico, la radio, el frutero (doctor honoris causa en chirimoyas),....


Lo peor de todo, que funcionó hace 70 años y funciona ahora. Me parece que eso de que la propaganda política debe ser popular, adaptada al nivel del menos inteligente de los individuos a los que va dirigida, me hace pensar de forma sospechosa en la idea que tienen algunos políticos de las personas que les elegimos para que nos gobiernen. Y el artículo continúa de forma lapidaria:

Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a rea­lizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”.

Fuente: El día de juanguete

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